Reconozco que soy una fan incondicional de
Arturo Pérez-Reverte desde que con unos 12 añitos leí
El Club Dumas, me enamoré de Lucas Corso y me bebí el resto de libros que había publicado hasta el momento. Que puede que esté de acuerdo o no con sus ideas políticas pero me encanta la manera en la que habla claro de las cosas. Y ahora, que el señor
Pérez-Reverte se ha aficionado a Twitter, la verdad es que estoy deseando que lleguen el domingo. Porque los
domingos tuiteros en el
bar de Lola son sagrados. Entre el "
clic" de una semana y la apertura del bar del siguiente a mí se me hace eterno. Para los medios de comunicación es todo un evento, porque todos conocemos la lengua afilada de Pérez-Reverte y los que más, los que menos, siempre sacan un
titular llamativo. Raro es el domingo en el que el escritor no ha
"incendiado Twitter".
Pero lo cierto es que Pérez-Reverte es todo un
ejemplo de
cómo usar una cuenta de Twitter para afianzar la
marca personal. Y todo un modelo a seguir sobre cómo
gestionar las crisis de imagen. Los tuiteros recordaréis aquella historia de las
lágrimas de Moratinos al dejar su cargo hace tres años y como Arturo Pérez Reverte, sincero como él solo, lo llamó "perfecto mierda". Fue el nacimiento del hashtag
#perezrevertefacts que se convirtió en
trending topic. Años después se confesó un asiduo al videojuego
Call of Duty y vivimos otro momento de gloria disparatada con los
#revertegamerfactsLa coña, como siempre, fue monumental, y la verdad es que hubo algunos
tuits soberbios.
Esto de los "
fulanitofacts" es un fenómeno bastante habitual en Twitter. Suelen salir cuando el famoso de turno ha hecho una
declaración desacertada o ha metido la pata en Twitter. Por ejemplo,
Bisbal y las pirámides. Los usuarios se ceban, a veces con
humor e ironía de la buena y otras veces con
mala sombra. Y más de una vez han supuesto una verdadera crisis de imagen para los famosos, como le pasó a
Amaia Montero con su desafortunada frase sobre el
lenguaje femenino. Sin embargo, en el caso de
Pérez-Reverte fue todo lo contrario. El escritor se lo tomó con
humor y se unió a la fiesta de los primeros #perezrevertefacts con un tuit lapidario:
El resto, os lo podéis imaginar: los tuiteros se
rindieron ante la salida de Pérez-Reverte y continuaron con la broma un par de días más. Incluso se ha creado una página web que recopila todos estos
#perezrevertefacts. Aunque no era una
crisis de imagen en sí, lo cierto es que la estrategia seguida por Pérez-Reverte es una buena manera de
gestionar un problema en las
redes sociales. De hecho, es uno de los pasos que se recomienda seguir:
utiliza los comentarios negativos para llevártelos a tu terreno. Y así fue como se hizo en este caso, demostrando que ha sabido adaptarse perfectamente a la
mentalidad 2.0 y a las
nuevas tecnologías. Y que lo suyo es
darle a la tecla sea cual sea el medio que toque.
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